La comediante Marie s'infiltre afirma haber sido "castigada" en un bar de Marsella por ser "judía".

"¿Me han echado?" Con estas palabras, este lunes 28 de julio, en su cuenta de Instagram, Marie s'infiltre relató lo que vivió en Marsella (Bocas del Ródano) el día anterior.
La comediante explica que estaba sentada en la terraza de un café del Puerto Viejo cuando empezó a oír su nombre varias veces. Sonríe, pero poco a poco siente que la gente no la llama para saludarla, sino para insultarla.
"Debo estar paranoica", piensa entonces.
Aun así, hace su pedido, pero oye los gritos cada vez más fuertes: "¡Viva la lucha del pueblo palestino!". Para la comediante, este eslogan es "legítimo y libertario", pero siente que se dirige a ella de forma "hostil y amenazante".
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"Gritamos demasiado fuerte, pateamos el suelo y la risa es burlona. Enseguida percibo que es algo muy serio", afirma.
Decide acercarse al grupo de tres personas que le gritan. Responde: «Claro, viva la lucha del pueblo palestino, pero ¿por qué me lo gritan ahora mismo?».
Según ella, las personas a las que se dirigen solo están allí "para luchar". "Solo los impulsa el odio, y me han elegido como su enemiga", añade. Marie se infiltra y les pregunta si esta "manifestación" es para ella. Solo una de ellas lo admite.
Pero al observarlos más de cerca, intuye que las cosas podrían ponerse feas. Así que decide irse del café.
Así que me voy a respirar y a alejarme de la estupidez y el odio. Así que me voy, aunque me había prometido que nunca me iría. Camino por el Puerto Viejo, en estado de shock. ¿Fue una agresión?, se pregunta.
Miedo a ser reconocida como judía, miedo a no estar segura... La comediante confiesa varios de sus miedos. "Y luego me digo que no es para tanto, que no debería volver mucho. Ya no soy bienvenida, qué lástima", dice al principio.
Luego se reúne con unos amigos en Cours Julien y les cuenta la escena que acaba de vivir. Sin embargo, le da pereza explicar la gravedad del incidente y que este incidente pueda asociarse con una narrativa de víctima. "En resumen, le da pereza, una vez más, siendo judía (...) convencerse de que las cosas mejorarán cuando empeoren, le da pereza explicar, justificar y defenderse", continúa en su publicación.
Pero el cómico no quiere detenerse ahí. «Mañana por la mañana, aunque sea demasiado tarde, iré a tomarme un café aquí mismo. Y me hago una promesa: pase lo que pase en Gaza, Israel, China, Afganistán, Mali o Tataouine —en serio, pase lo que pase— nadie me echará de un café en Francia».
Le Parisien